Novela gráfica, bande dessinée, comic book, y encaje de bolillos.
Después de un año de trabajo de documentación, encaje de diálogos, viñetajes, esbozos, y correcciones varias por fin me encuentro con los lápices definitivos y los acabados a tinta y acuarela.
Estas rosas son un ejemplo de como estoy trabajando actualmente, son imágenes descartadas de una de las 5 propuestas de portada que entregué a mi editorial. Las otras imágenes aunque sean rechazadas hacen spoiler del entorno en que se desarrollan los hechos y me gusta cuidar mucho mi nido y antes de que los polluelos salgan del cascarón prefiero protegerlos.
Siento que con mi trabajo actual estoy desatendiendo mis redes y aunque no me gusten, dependo de ellas para justificar los pagos que hago para el mantenimiento de mi página web que es mi portafolio.
Tengo una rutina arrolladora.
No suelo dormir mucho, pero no padezco de insomnio. Sencillamente desde niña no he necesitado muchas horas de sueño. Para este trabajo es una ventaja, porque es ganar horas al tiempo.
Me levanto de madrugada, a las 5 normalmente pero hay días en los que a las 3 ya estoy en órbita y también días en los que me he quedado hasta tarde leyendo o he tenido un día familiar (somos familia numerosa) ajetreado me levanto a las 7. Lo de levantarme a las 7 es una vez cada 2 meses, al igual que las siestas al medio día, que son porque estoy enferma o agotada mentalmente.
A esas horas intempestivas se oyen los pajaritos y no hay ruido de coches. A esas horas dedico media hora a la lectura con un café para ponerme un poquito en situación y despertarme.
El resto del día dibujo:
Alterno fases de lápices y entintados y los fines de semana los aprovecho para dar color y hacer los escaners de las acuarelas, las tintas y los lápices.
Durante la semana compongo en el ordenador las viñetas y voy adelantando las siguientes páginas.
Tengo por delante 120 páginas y unas 780 viñetas.
A las 7,30 de la tarde dejo todo lo que estoy haciendo incluido el teléfono, hago algunas llamadas a mi tía y mi madre o les escribo un mensajito y me dedico a estar por mi familia, a las 9 voy desfilando hacia la cama me empijamo.
A las 9, 30 empiezan a aparecer los chicos para darme las buenas noches, contarme peripecias e inquietudes o leer un rato juntos revistas o cómics.
Enciendo la lamparita de leer y me quedo hasta las 10,30 o hasta que me pican los ojos o veo que no me estoy enterando de lo que estoy leyendo, lo que suceda antes.
Este verano, no tendré verano, ni me iré de viaje con mi familia, de hecho 1000 euros nos ha costado la broma, compramos un billete de tren en los países nórdicos, el vuelo y algunas reservas… Un drama
Me quedaré sin poder pasar rato con mi madre y mi tía, abandonadas temporalmente hasta que pueda entregar los definitivos.
Va a ser un julio y un agosto en Barcelona, yendo al trabajo de mi marido a chupar aire acondicionado con mis acuarelas y tintas.
¿Qué haré cuando acabe? ¿fiesta?
No lo sé, porque soy muy inquieta y tengo muchas cosas que ordenar para un próximo proyecto en solitario.
Este proyecto actual que me está costando la salud, por cosas que pasan en paralelo, tiene que servir como trampolín para mi futuro profesional. Y para aprovechar el impulso no te puedes dormir en los laureles.
Me vendrá bien estar ocupada trabajando en otro proyecto, para no estar pensando en la crítica tanto para bien como para mal. La adultez me ha enseñado a no distraerme y no divagar.
Siento que es la última publicación que hago hasta la entrega final y me ha apetecido explayarme.
También justificarme hacia todos los que os pensáis que me ha pasado algo malo, porque os tengo desatendidos.
Fuera de las “distracciones” que todos sufrimos en el trabajo, con la familia, cuñados, vecinos y demás, intento que no ocupen espacio mental, y los alejo de mi cabeza con urgencia para poder acabar el proyecto hasta la fecha más largo de mi vida profesional.
Hasta la fecha de publicación, feliz Sant Jordi, feliz verano y feliz vuelta al cole.